Desde la antigüedad, el aceite de oliva ha sido utilizado como un ingrediente fundamental en la alimentación en todo el mediterráneo, pero además, se ha utilizado desde siempre con fines medicinales.

La mayoría de los ungüentos, bálsamos y medicinas contenían aceite de oliva, que era extraído por métodos mecánicos, por lo que para llamarlo por su nombre actual sería “aceite de oliva virgen o virgen extra”. Ha sido en la actualidad cuando se ha descubierto que esas propiedades saludables se debían a los polifenoles y tocoferoles y que tenían propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antitumorales, etc.

Los árboles y plantas que se encontraban en cada zona servían a los habitantes para hacer ungüentos, utilizando el aceite de oliva virgen como disolvente y componente fundamental (he de decir que mi abuelo Andrés los sigue utilizando todavía como base de su bálsamo, junto a otras aromáticas, para después del afeitado y para curar heridas).
Hace pocas semanas se publicaba una noticia de que se había encontrado un barco hundido en la costa de la Toscana que era del año 140 a.C. y que en la bodega se habían encontrado unas tabletas que se utilizan como medicina y que entre sus componentes se encontraba el aceite de oliva, grasas animales, resina de pino, almidón y zinc. Hay pocos escritos que hablen de cómo eran la farmacia en aquella época, pero estos descubrimientos ayudan a comprender mejor la historia de la medicina en el mediterráneo.